Los sistemas operativos son como los coches. La compañía Microsoft empezó vendiendo bicicletas (MS-DOS), luego pasó a producir una actualización (el Windows original) que añadía a la bicicleta un motorcito para ir más rápido.
Y finalmente, produce un monovolumen, no demasiado bonito, que pierde mucho aceite pero que la gente compra mucho (Windows 95). La otra compañía, Apple, vende unos deportivos muy bonitos y cómodos, fáciles de usar, pero que vienen herméticamente cerrados de forma que es imposible saber qué hay en su interior.
Y por último tenemos algo que no es ni siquiera una compañía, sino más bien un campamento de refugiados, lleno de voluntarios de gran talento, que produce tanques.
Sí, tanques. Tan buenos, que nunca se rompen, fáciles de maniobrar, que consumen el mismo combustible que un coche, están fabricados con la última tecnología y, lo mejor de todo, son gratuitos. A medida que uno de esos tanques Linux, ¿no lo habían adivinado?, se termina, se deja en la calle y cualquiera puede llevárselo.
El grupo que regala los tanques sólo permanece vivo porque lo llevan voluntarios, que se alinean al borde de la calle con megáfonos, tratando de llamar la atención de los clientes sobre esta increíble situación. Una conversación típica es algo así:
HACKER CON MEGÁFONO: ¡Ahorra dinero! ¡Acepta uno de nuestros tanques gratis! ¡Es invulnerable, y puede atravesar roquedales y ciénagas a ciento cincuenta kilómetros por hora consumiendo dos litros a los cien!
FUTURO COMPRADOR DE MONOVOLUMEN: Ya sé que lo que dices es cierto. . . pero. . . eh. . . ¡yo no sé mantener un tanque!
MEGÁFONO: ¡Tampoco sabes mantener un monovolumen!
COMPRADOR: Pero esta tienda tiene mecánicos contratados. Si le pasa algo a mi monovolumen, puedo tomarme un día libre de trabajo, traerlo aquí y pagarles para que trabajen en él mientras yo me siento en la sala de espera durante horas, escuchando música de ascensor.
MEGÁFONO: ¡Pero si aceptas uno de nuestros tanques gratuitos te mandaremos voluntarios a tu casa para que lo arreglen gratis mientras duermes!
COMPRADOR: ¡Manténte alejado de mi casa, bicho raro!
MEGÁFONO: Pero. . .
COMPRADOR: ¿Pero es que no ves que todo el mundo está comprando monovolúmenes?
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